Cinco meses pasaron del inicio del debate por el accidente ferroviario ocurrido el 22 de febrero de 2012, cuando una formación de la línea Sarmiento chocó contra un dispositivo de contención de la estación Once, provocando la muerte de 52 personas y más de 700 heridos. Esta semana, el Tribunal Oral Federal Nº2 escuchó a los peritos de parte y a integrantes del Cuerpo Médico Forense. Las declaraciones de los testigos continuaron desarrollándose alrededor del estado de salud psicofísico del maquinista Marcos Antonio Córdoba el día del impacto.

El testimonio del neuropsiquiatra Fernando Taragano presentó algunas contradicciones. En un primer momento, manifestó que al momento del accidente, Córdoba podría haber padecido alguna patología, ausencia momentánea o hipotiroidismo, pero luego explicó que nunca entrevistó personalmente al paciente y que no leyó toda la causa, ni la indagatoria del maquinista.

El resto de los testigos, frente a las preguntas de las partes,  manifestaron que el motorman no presentaba patología neurológica, ni había daños cerebrales.

La semana que viene sería la última ronda de testigos que declaren sobre el aspecto médico del conductor de la formación, con Javier Domínguez perito de parte.

“Córdoba no presentaba signos de embriaguez”

Semanas atrás, la médica Mariana Marinesco, había afirmado que el maquinita no mostraba indicios de haber consumido bebidas alcohólicas antes del accidente. Marinesco atendió a Córdoba en el Centro Médico Integral Fitz Roy después del choque.  La testigo, ante las preguntas del fiscal Fernando Arrigo, había declarado que el conductor “no presentaba signos de intoxicación alcohólica (…) ni aliento etílico, ni signos clínicos de embriaguez”.

En la misma línea, el médico legista de la Policía Federal, Pablo Farina, quien le extrajo sangre a Córdoba, había manifestado a los jueces que el conductor no presentaba síntomas de haber ingerido alcohol.