Ejecutivos elegantemente vestidos, mobiliario moderno, computadoras de última tecnología y hasta un par de empleados llevando adelante tareas de rutina. La escenografía con que se encontraron los agentes que el 28 de septiembre de 2007 allanaron el piso 27 del edificio ubicado en Leandro N. Alem 855, en pleno microcentro porteño, no guardaba ningún rasgo particular. Más bien, se correspondía con la de un banco como BNP Paribas, uno de los más importantes a nivel mundial. A excepción de un detalle: toda la oficina funcionaba de manera clandestina, por fuera de la órbita del Banco Central y los demás organismos de control, que ni siquiera tenían conocimiento de su existencia. El sigilo y la reserva con que se manejaba el lugar guardaban una relación proporcional al tipo de actividad que allí se desarrollaba: la captación y administración –vía paraísos fiscales- de activos de procedencia delictiva, por fuera del circuito formal.
Además de imputar a los principales directivos locales y extranjeros, el fiscal federal Horacio Azzolin y la Procuraduría de Criminalidad Económica y Lavado de Activos (Procelac) centraron la atención en la extensa nómina de clientes que hacían uso de los servicios de banca privada de BNP Paribas, entre quienes figuraban desde un ex camarista hasta un importante jefe de la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP). En algunos casos puntuales, además, la investigación –que en sus diversas etapas contó con el aporte de los fiscales de instrucción Mariano Solessio y Sandro Abraldes- derivó en la apertura de investigaciones por enriquecimiento ilícito, al tratarse de funcionarios públicos con ingresos declarados incompatibles con las millonarias cuentas donde figuraban como titulares.
Para el mes próximo, se espera la declaración de la ex directiva de BNP Paribas Adriana Terreni imputada en la causa que reside actualmente en Australia. A partir de ese momento, el juez de instrucción Osvaldo Daniel Rappa –quien tomó las indagatorias por exigencia de la Cámara de Apelaciones- estará en condiciones de resolver la situación procesal de todos los acusados que se encuentran en el exterior.
Una agenda, la punta del ovillo
“Dentro de sistema” y “fuera de sistema”. La anotación, por demás elocuente, figuraba en la agenda personal de Rubén Darío Romano, quien era investigado por una millonaria defraudación contra el Instituto Nacional de Servicios Sociales para Jubilados y Pensionados (INSSJP). A renglón seguido, Romano –un ex prestatario de la obra social de los jubilados, ligado al sindicalista Luis Barrionuevo- involucró directamente al banquero Carlos Long, uno de los responsables de la oficina local de BNP Paribas, a quien señaló como la persona encargada de solucionar “cualquier tema relacionado” con la cuenta “fuera del sistema” en BNP Paribas Ginebra.
Con el objetivo de profundizar la pesquisa, el Juzgado en lo Criminal y Correccional Federal N°9 ordenó un allanamiento en las oficinas del BNP, que tuvo lugar el 28 de septiembre de 2007. El análisis del voluminoso material secuestrado –17 computadoras, agendas electrónicas, unidades zip, discos compactos- estuvo a cargo de la Unidad Especial de Delitos Económicos de la Gendarmería Nacional. Y las conclusiones no dejaron margen para las dudas: “La información reunida permite afirmar la posibilidad de que se trate de una oficina ‘en negro’ dispuesta para llevar adelante actividades al margen de la legalidad. Incluso, teniendo en cuenta las características de la estructura montada, se puede inferir que la oficina está destinada a captar fondos de gente con activos no declarados para ‘evitar el riesgo argentino’ colocando los activos en plazas del extranjero y manejándolos desde la oficina, para así evitar que los mismos ingresen al sistema local y deban ser declarados”. El magistrado remitió entonces los antecedentes a la Cámara de Apelaciones en lo Criminal y Correccional, ante la investigación por el posible delito de encubrimiento agravado y lavado de activos.
Cómo eran las maniobras
Tal como lo precisó la pesquisa de los representantes del Ministerio Público Fiscal, la razón de ser de la gestión off-shore pasaba por el ocultamiento de los titulares reales de los activos financieros. Para ello, la arquitectura montada por la oficina local de BNP Paribas utilizó diversos vehículos corporativos, entre los cuales se encontraban las firmas “Falcon Continental LTD”, “IPA Asset Management S.A.”, “IPA Merchants (HK) LTD”, “Efex Trade LLC”, “Ipanema Trading S.A.”, “Devenport Capital Corp.”, “Lipsel Finance S.A.” y “Pinto Services LTD”, entre otras. Todas esas sociedades figuraban como las titulares de las cuentas bancarias situadas en diversos destinos internacionales por las que habrían circulado los activos clandestinamente administrados en favor de los clientes de la sucursal Buenos Aires del BNP Paribas, individualizando al beneficiario real de cada operación con distintas subcuentas o identificándolos bajo la denominación “referencia” o “beneficiario”. Así las cosas, las transferencias internacionales pudieron materializarse a través de cuentas de paso, utilizadas como vehículos corporativos y pertenecientes a sociedades extranjeras que “a priori”, no mantienen vinculación comercial o económica alguna con el destinatario final de la operación. De ese modo, lograban esconder la verdadera identidad de los clientes de la oficina del BNP Paribas, quienes culminaban detentando la titularidad de cuentas bancarias, carteras de inversión y disponiendo libremente de activos en importantes centros financieros internacionales de la red internacional del “BNP Paribas”, sin dejar registro alguno ni generar alarma a las autoridades de control de este país, donde podrían ser vinculados directamente con el patrimonio y su origen.
El dictamen fiscal señala que, a marzo de 2007, la oficina de Banca Privada Internacional de BNP Paribas habría administrado U$S 904,5 millones en inversiones de sus clientes, distribuidos entre las plazas de Suiza, Luxemburgo, Miami, Panamá y Bahamas. Algunas de las posibles modalidades detectadas serían implementadas con la cooperación de la casa de cambios “Giovinazzo S.A.”, sociedad que proveería algunos de los vehículos corporativos utilizados para concretar las operaciones hacia y desde el exterior, por orden de la oficina de Banca Privada Internacional del BNP Paribas Buenos Aires. Asimismo, una de las operaciones más habituales en lo que respecta a la gestión de la banca privada tiene que ver con las denominadas transacciones “back to back”, donde el capital transferido y ocultado en el exterior retorna al cliente bajo la forma de un préstamo bancario. De este modo, el cliente no solo justifica su incremento patrimonial, sino que además evita el pago de impuestos que gravan su patrimonio.
Evasión y lavado, manual de estilo
El accionar delictivo de la oficina porteña de BNP Paribas no obedecía a la voluntad de unos ejecutivos escasamente apegados a las regulaciones y normas bancarias, sino que formaba parte de una práctica institucional largamente afianzada por el banco a nivel local e internacional. A tal punto es así que ya en noviembre de 1997, en el marco de una denuncia efectuada por un ex empleado del Banco Nacional de Paris –con anterioridad a la fusión con Paribas- la AFIP informó acerca de la existencia de un manual “instructivo” de uso interno para los empleados del banco titulado “Productos Off-shore”. El documento, elaborado en 1993, indicaba en su primera página: “Nuestro objetivo es el desarrollo de la clientela OFF-SHORE. Por definición, la persona OFF-SHORE, es aquella persona física o jurídica que no desea declarar sus bienes (o parte de ellos) impositivamente. Estas personas existen y existirán siempre. Desde este punto de vista, todos los productos que ofrecemos satisfacen nuestro objetivo y la necesidad del cliente off-shore”. Una de las ejecutivas que participó de la elaboración del manual indicó: “La idea no era captar evasores sino que no interesaba al banco si estas personas habían declarado sus bienes en el exterior o no”.
Clientes VIP
La investigación compromete a varios ex funcionarios públicos y hasta a un ex camarista. Los allanamientos en la sede de BNP Paribas permitieron identificar un listado de clientes con su número de cuenta, nombre y montos acreditados. Uno de los casos que sobresale involucra a Andrés Edgardo Vázquez, ex funcionario de carrera de la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP). Jefe interino del Departamento de Inteligencia y Apoyo de la Dirección de Inteligencia Fiscal hasta 1999, Vázquez llegó a desempeñarse como jefe interino de la Dirección Regional Sur. Los registros informáticos en la oficina clandestina del banco sugieren que entre 2004 y 2006 Vázquez y su hermana Silvia Mónica mantuvieron entre U$S 442.113 y U$S 460.491 en la Isla de Curazao, en una cuenta del ING Bank; y luego, a partir de 2006, al menos la suma de U$S 461.000 en Luxemburgo, en la cuenta identificada con el número “140852” de “BNP Paribas”. El fiscal federal Federico Delgado lleva adelante la investigación patrimonial sobre Vázquez, en una causa que tramita ante el Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional Federal N°12, a cargo de Sergio Torres.
La investigación de Delgado también involucra a Carlos Sueiro, ex diputado nacional entre 1991 y 1995 y secretario general del Sindicato Único del Personal Aduanero de la República Argentina (SUPARA) desde 1983 hasta actualidad. Los registros informáticos obtenidos en el allanamiento de la oficina clandestina de BNP Paribas revelan que Sueiro compartió una cuenta con U$S 202.000 en el ING Bank de Suiza con María Cruz Juanes Hernández –ex titular del Juzgado nacional de Primera Instancia del Trabajo de Capital Federal n°5- y María Eugenia Sueiro. En tanto, a partir de 2006 mantuvieron al menos U$S 211.000 en una cuenta del BNP Paribas de Luxemburgo.
Otro de los clientes que hicieron uso de los servicios de banca privada de BNP Paribas es José Luis Monti, ex integrante de la Sala C de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Comercial. Entre 2002 y 2006, el propio magistrado y algunos de sus familiares mantuvieron entre U$S 70.000 y U$S 1.500.000 invertidos en Suiza, en el ING Bank. Luego, en el último de los años mencionados transfirieron, al menos, 72 mil dólares a la cuenta identificada con el número 83296, de la sucursal de Luxemburgo del BNP Paribas.