26 de abril de 2024
26 de abril de 2024 | Las Noticias del Ministerio Público Fiscal
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El juicio continúa el viernes con otros cuatro testimonios
19 y 20 de diciembre: "Nunca me imaginé que la policía pudiese usar balas de plomo"
Marcelo Dorado, herido con proyectiles de plomo en el tórax y en la pierna en Avenida 9 de Julio y Avenida de Mayo recordó la represión ante el Tribunal. Al igual que los otros tres testigos que declararon hoy, dijo que no vio manifestantes con armas de fuego.

El Tribunal Oral Federal Nº6, integrado por José Martínez Sobrino, Rodrigo Giménez Uriburu y Javier Anzoátegui, concluyó con la quinta audiencia de testigos en el debate donde se juzga lo ocurrido el 19 y 20 de diciembre de 2001 en el marco de la represión desplegada en la Ciudad de Buenos Aires. Ante las preguntas de la Fiscalía a cargo de Mauricio Viera, los cuatro testimonios coincidieron en que la gente protestaba de forma pacífica y que no vieron a ningún manifestante con armas de fuego.

El 20 de diciembre de 2001, Ricardo Gonzalez escuchó por radio La Red que en Plaza de Mayo estaban reprimiendo a la gente que protestaba contra el gobierno de Fernande De la Rúa. Movido por ese "sentimiento paternalista de protección", como él mismo aclaró en su testimonio, se tomó el colectivo 132 hacia el centro. Llegó hasta la Catedral, donde vio algunos manifestantes y charló con ellos hasta que se alejó.

Gonzalez caminó por Bartolomé Mitre, donde observó que un hombre se enfrentaba con piedras a un grupo de policías. Tiró "dos o tres piedrazos", pero en cuanto la fuerza avanzó, el escapó. Corrió por Florida y dobló por Sarmiento, donde otro grupo de jóvenes confrontaba con varios uniformados en moto y otros a pie. "Sin decirnos nada, comenzaron a disparar balas de goma", detalló. Cuando quiso escapar, vio que el primer grupo de efectivos se acercaba, imposibilitando cualquier huida.

"Le dije a un pibe que estaba conmigo que no tenga miedo, que nos iban a pegar, pero que se cuide la cabeza", describió González. Según su relato, para detenerlos los agentes los golpearon con "palos de madera" mientras los insultaban y escupían. Luego, los tuvieron en el suelo, boca abajo, durante más de dos horas hasta que llegó una camioneta que los trasladó hasta la Comisaría 1ª, en Lavalle al 400.

Allí, estuvo toda la tarde hasta que personal lo llevaron al Hospital Argerich: "estaba sangrando mucho, me habían dado una patada en el labio". Recuperó su libertad al día siguiente, por la tarde. "En el calabozo, seríamos alrededor de cincuenta, algunos menores y cuando llegamos también nos pegaron", recordó González.

A sus 28 años, Marcelo Dorado vivía con sus padres y trabajaba algunos días colocando cerramientos de aluminios. El 20 de diciembre hacçia sus labores en Alsina y Salta con un compañero cuando la gente que lo había contratado les dijo que se vayan "porque estaba todo muy espeso". Salieron de allí y se dirigieron a un teléfono público, de donde llamaron al jefe para avisarle.

A partir de ese momento, pasaron más de 40 minutos tratando de huir de la represión de la policía. Su objetivo era cruzar Avenida de Mayo a través de 9 de Julio hacia Retiro, para poder tomar el tren. Alrededor de las 16:15, cruzó por allí y sintió dos impactos que, en aquel momento, pensó que eran de goma: "nunca me imaginé que la policía pudiese usar balas de plomo".

Dorado fue auxiliado por otras personas, que lo sacaron de la mitad de la calle y lo llevaron hacia una de las plazoletas, donde fue filmado por cámaras de televisión. Minutos después, lograron subirlo a un auto particular, que lo trasladó al Hospital Ramos Mejía. Allí le dieron el diagnóstico: herida de bala de plomo en el torax, que le pinchó el pulmón y quedó alojada en la espalda y otro proyectil en la pierna. También, le indicaron que otra munición le había rozado la oreja. Estuvo internado hasta el 24 de diciembre, aunque luego debió someterse a otra intervención.

La muerte de Alberto Márquez

Durante la audiencia de hoy, declararon dos testigos que aquel 20 de diciembre se manifestaban con Alberto Márquez, quien murió de un balazo en el tórax en la Avenida 9 de Julio entre Sarmiento y Perón. De las siete causas que están en debate, es la única del juicio donde hay actores materiales acusados de una muerte. Los vehículos desde donde bajaron las personas que habrían matado a Marquéz estaban tripulados por Orlando Oliverio (por entonces comisario inspector), Carlos José López (ex subcomisario), Eugenio Figueroa (ex principal), Roberto Juárez (ex sargento primero), Gonzalo Firpo Castro (ex agente), Norberto Sabbino (ex inspector), Sebastián Saporiti (por entonces auxiliar), Horacio Berardi (ex auxiliar) y Mario Seia (ex principal)

La primera en presentarse ante el Tribunal fue Susana González, una abogada amiga de la víctima, quien relató la secuencia entre que llama a Márquez al mediodía para asistir a Plaza de Mayo y el momento de los disparos. González recordó la llegada de un auto blanco, desde donde bajaron "dos o tres personas". En ese momento, refirió que Marta Pinedo, esposa de Marquez, le comentó que fue desde ahí que le dispararon a su marido. "Escuché muchos disparos desde esa zona", aclaró la testigo.

"Están tirando", escuchó y luego fue empujada por el tumulto de gente que quiso protegerse de los disparos. Inmediatamente después, vio como Marquéz, que estaba sobre la calle, se acercaba a la vereda, donde estaban ella y Pinedo. La victima cayó sobre sus piernas: "no me contestaba, no sabía si estaba vivo o muerto". Aproximadamente diez minutos después, llegó un auto que subió a la víctima y lo llevo, según presume, al hospital Argerich.

Tanto las defensas como el juez Anzoátegui marcaron contradicciones sobre declaraciones de la testigo en la reconstrucción, quién dijo haber visto cuando disparaban desde los autos. "No se porqué quedó así pero yo dije que eso me lo había contado Marta", aclaró.

Jorge Gabriel Morillo era amigo de Susana González y estaba desempleado en diciembre de 2001. Fue a visitarla aquél mediodía y luego se sumaron a las protestas en las inmediaciones de la Plaza junto a Márquez y su mujer. Llegaron al centro, estacionaron el auto y él observó una "actitud peligrosa" de la policía: "teníamos miedo de lo podía pasar".

Morillo relató que se separó un poco del grupo con el que había ido y que en ese momento, mientras caminaba por la Avenida 9 de Julio, entre Perón y Sarmiento, oyó que alguien gritaba: "están tirando". En ese momento, el testigo, recordó hoy, saltó sobre uno de los respiradores del subte junto con otra gente hasta que les pareció "seguro" pararse. Allí, vio herido de gravedad a un hombre e intentó ayudarlo.

"Supe que algo grave había pasado cuando ni Alberto ni Marta volvieron al estacionamiento", detalló Morillo, quien los esperó allí. Después, fue interrogado por el juez Anzoátegui acerca de la cantidad de disparos que oyó aquella tarde: "fueron muchos en aquellos momentos en que estaba tirado en el suelo". Por último, sostuvo que la gente que se manifestaba era "pacífica" y que, a su entender, no ameritaba que "los corrieran con camiones hidrantes o la policia montada".