Los alegatos en el juicio por el robo de las joyas de Mirtha Legrand comenzarán hoy, de acuerdo a lo estipulado por la jueza Ana Dieta de Herrero. En la última audiencia, la magistrada a cargo del debate unipersonal limitó el testimonio de una testigo que había reconocido a uno de los imputados como parte de un grupo y sólo indagó al respecto de la declaración que le recibió la fiscal Dafne Palópoli en la Fiscalía hace dos semanas.
Según el requerimiento de elevación a juicio realizado por la Fiscalia de Instrucción Nº7, la ex empleada de Legrand, Lina Díaz, y Jorge Petrak y Orlando Jiménez, su esposo e hijo respectivamente, “prestaron colaboración indispensable” en el robo del 5 de diciembre de 2010, dentro de 4º piso del edificio de Avenida Del Libertador 2802.
Esa noche, tres hombres que no pudieron ser identificados aún, maniataron al encargado y subieron hasta el departamento de Legrand. Sin prender las luces, robaron del vestidor del cuarto de la damnificada una caja de seguridad, que estaba empotrada y que contenía aproximadamente 20 mil dólares, 500 mil pesos y joyas por valor cercano al millón de dólares. También se llevaron varios anteojos de sol, pañuelos con las iniciales de la diva y papeles varios.
Durante la audiencia pasada, la jueza llamó a declarar nuevamente a la testigo Vanesa Rave, pareja de Marcos Andrés Berón González (fallecido), quién sería uno de los autores del asalto. En su declaración pasada, la mujer había contado que su ex pareja le admitió haber sido “la cabeza del robo” a la casa de Legrand y que el trabajo “se lo había entregado la sirvienta de Mirtha”.
El robo sucedió en la noche del 5 de diciembre de 2010. Se llevaron 20 mil dólares, 500 mil pesos, joyas por alrededor de un millón de dólares, anteojos de sol, pañuelos y papeles.
Luego de este testimonio, Rave y sus hijas comenzaron a recibir amenazas, que fueron denunciadas a la policía y que ahora están bajo investigación de una fiscalía de instrucción. Fue por ello que la mujer se presentó en la fiscalía para decir que no había dicho todo lo que sabía porque “tenía miedo” y que quería volver a declarar. La jueza negó la posibilidad de que volviera al juicio por lo que la fiscal tomó la declaración y la remitió al Tribunal, así como a la fiscalía de primera instancia.
Luego de un cruce de escritos entre la jueza y la fiscalía, Rave fue citada por Dieta de Herrero para aclarar el marco en el que se había dado esa declaración. Si bien ese testimonio fue limitado por la jueza, la testigo contó algunos detalles que había omitido al principio.
Contó que una vez, su ex pareja le había dicho que iba a arreglar la casa donde vivían. Ella se quedó con un familiar pero su hija bajó a ver a su padre, que estaba con “unos planos”. “Yo sabía que no estaban arreglando la casa, él estudiaba meses antes, hasta alquilaban departamentos, averiguaban todo”, manifestó. Agregó que, cuando bajó e intentó entrar, vio a un amigo de su ex pareja y al “gordo Orlando”. “Al día siguiente, vino a contarme que le habían entregado el trabajo y que se había encontrado con la vieja que trabajaba en lo de Mirtha”, sumó.
La jueza sólo le permitió contar hasta ese momento. El resto de la audiencia, la magistrada preguntó sobre las circunstancias de la declaración en la fiscalía y sobre el trabajo que había llevado adelante la fiscal. En esa misma línea, la defensa preguntó y repreguntó varias veces a la testigo sobre las amenazas recibidas y lo dicho en la fiscalía, incluso sobre cuestiones que ya había contestado.
Una vez finalizado el interrogatorio planteado por la jueza, Palópoli y la querella pidieron que se amplíe el testimonio de Rave, para que pueda ser preguntada sobre todas las cuestiones por todas las partes. La defensa se opuso y la jueza finalmente negó la posibilidad.
Escritos cruzados por la declaración
Por la declaración de Rave en la fiscalía, la jueza remitió un escrito a la Procuración General donde acusó a Palópoli de ocultar información a las partes porque, a su entender, “tenía efectivo conocimiento” de lo que iba a contar la mujer y no lo comunicó. Aseguró que la fiscal tuvo un proceder “oscuro, sorpresivo y solapado”. Transcribió parte del programa “El Diario de Mariana” donde se hablaba de lo sucedido en el juicio y le adjudicó por ello “mala fe procesal”.
Como respuesta a ese documento, la fiscal rechazó todas las adjetivaciones. Le marcó a Dieta de Herrero que, en casos de amenazas, funcionan las excusas absolutorias. Negó haber tomado conocimiento de lo que iba a declarar Rave antes de que hablara en la fiscalía y consideró que la acusación sobre ocultar información fue “absolutamente falsa”. Después, se preguntó: “¿cuál sería el sentido de ocultar información a las partes si con la ausencia de contralor de la prueba rendida en el debate la misma no tiene validez?”
Aclaró que no se actuó a espaldas del Tribunal sino lo contrario: se presentó esa declaración apenas comenzó el horario judicial, en función de que pediría la declaración de las hijas de Rave, que también tendrían datos relevantes para el expediente.
“Resulta perverso y de ostensible mala fe que el mismo Tribunal le sugiera a la querella que requiera copias de la declaración en la fiscalía para luego utilizar esa facilitación de la documentación para desacreditarme”, argumentó Palópoli. Para concluir, recordó que en la etapa de juicio oral y público entra en vigencia el principio de publicidad como una garantía propia e integrante del sistema republicano.