La fiscal María Luz Castany, en representación de la Fiscalía N° 30 ante los Tribunales Orales en lo Criminal y Correccional, comenzó este lunes con el alegato en el juicio por el homicidio del turista inglés ocurrido en diciembre de 2019 frente al Hotel Faena de Puerto Madero. Además de ese hecho, en el debate se juzga la conformación de una asociación ilícita que tenía como objetivo robarle a personas que ingresaban al país por el Aeropuerto Internacional de Ezeiza, a quiénes “marcaban” y seguían desde allí hasta su destino, generalmente dentro de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
En su exposición, la fiscal Castany contó con la colaboración de Germán Wechsler y Natalia De Angelis. La Dirección General de Investigaciones y Apoyo Tecnológico a la Investigación Penal (DATIP), a cargo de Romina del Buono, brindó asistencia para la confección de una presentación donde la fiscalía exhibió de forma conjunta los videos incorporados al expediente que muestran la secuencia del ataque al turista y donde se evidenciaron los entrecruzamientos telefónicos entre imputados. Participaron de ello Rodrigo Treviranus, coordinador de Laboratorios Forenses; Roberto Leonardo, del Laboratorio de Asistencia Multimedia en el Proceso Penal; y Esteban Marianacci y Manuel Bertelotti del Laboratorio de Análisis Documental.
Antes del alegato, el Tribunal Oral en lo Criminal y Correccional Nº17, conformado por la jueza Silvia Guzzardi y los magistrados Pablo Vega y Juan Giudice Bravo, recibió las declaraciones indagatorias a dos de los imputados. Carlos Alberto Martínez Moreno negó cualquier tipo de vinculación con los hechos mientras que Samuel Francisco Zerpa Menezes admitió haber participado en tres robos ocurridos el 6 y el 11 de diciembre de 2019. “Estoy arrepentido, pido disculpas, tenía 19 años y me dejé llevar”, manifestó.
La exposición del MPF
Al comienzo, la fiscal aseguró que Ángel Eduardo Lozano Azuaje, Carlos José López Sánchez, Aly José Ramos Ladera, Luis José Lozano León, Rubén Darío Cañete Lobo, Christian Rafael Caicedo Lobo, Elvis Javier Escalante Blanco, Miguel Ángel Aguirre Cancine, Carlos Alberto Martínez Moreno y Samuel Francisco Zerpa Menezes conformaron una asociación ilícita destinada a cometer delitos y que perduró en el tiempo por lo menos desde el 12 de noviembre de 2019 hasta el 14 de diciembre de ese año.
Los delitos que cometían era robos dirigidos a personas “con alto poder adquisitivo, que recién llegaban al país desde el exterior”. La fiscalía señaló que la selección que realizaban de las víctimas no era al azar sino que existía un modus operandi. Explicó entonces que los integrantes de la banda “marcaban” a los damnificados en el área de ingresos del Aeropuerto de Ezeiza, pasaban la información a quienes estaban afuera con los datos del auto que trasladaba a las víctimas y, de esta forma, los seguían con autos y motos hasta su residencia. Cuando llegaban su destino, intervenían: los asaltaban con armas de fuego y después se daban a la fuga.
En este sentido, exhibió un cuadro donde se evidenció cómo el auto que fue utilizado en el homicidio del turista Matthew Charles Gibbard también participó de otros robos por los cuales se investigó a los integrantes de la asociación. “Existió un mismo modus operandi, con roles y tareas bien diferenciadas, donde todos sus integrantes se conocían y tenían vínculos entre sí”, señaló.
“Existió un mismo modus operandi, con roles y tareas bien diferenciadas, donde todos sus integrantes se conocían y tenían vínculos entre sí”, señaló la fiscal Castany.
El homicidio del turista
Para el MPF, el 14 de diciembre de 2019 a las 11.00 de la mañana, frente al Hotel Faena de Puerto Madero, Lozano Azuaje se acercó a Matthew Charles Gibbard y a su hijastro Stefan Zone cuando se bajaban de una combi que los había trasladado desde Ezeiza. Exhibiéndoles un arma, les exigió que entregaran sus valijas y relojes. Ante la resistencia de ambos, mató a Gibbard de un disparo e hirió de gravedad a Zone.
En la reconstrucción realizada por la fiscal, que contó con el apoyo técnico de la DATIP, se exhibieron las filmaciones donde se vio la previa al ataque, el seguimiento a las víctimas y la forma en que se llevó adelante el intento de robo y los disparos contra ambos turistas. Allí se pudo observar cómo dos autos quedaron “como apoyo” a metros de la combi y la forma en que Lozano Azuaje disparó tres veces, aunque el primero de los disparos no salió del arma por cuestiones técnicas.
Gibbard recibió un tiro en su espalda que le causó la muerte mientras que a su hijastro le dispararon en la pierna izquierda, lo que le produjo una fractura expuesta lateral del fémur. Estuvo siete días en terapia intensiva y tardó seis meses en volver a caminar, de acuerdo al testimonio que dieron tanto el propio Zone como su madre -y pareja de Gibbard- en el juicio.
En ese sentido, la fiscalía repasó el testimonio que brindó la esposa del turista acerca de la mecánica del ataque, que coincidió con lo manifestado por otros testigos y con lo observado en las cámaras. Además, mencionó que sobre la calle se encontraron dos vainas servidas y también en las cercanías al hotel un cartucho correspondiente al calibre 38 utilizado para disparar contra las víctimas.
También destacó los seguimientos realizados mediante el “anillo digital” -el sistema de control vehicular por identificación de patentes- que permitieron reconstruir parte del recorrido que hicieron los agresores de manera posterior al ataque. Explicó después la trama por la cual quedaba evidenciado que los imputados tenían nexos entre sí e hizo foco en el hotel donde se alojaban la mayor parte de ellos, en la localidad de Ciudadela. La fiscalía realizó también un análisis de las comunicaciones que mantuvieron los hombres durante ese 14 de diciembre de 2019, desde Ezeiza y hasta que se alejaron de la zona del hecho delictivo.
Por otra parte, al momento de señalar a Lozano Azuaje como el autor de los disparos, la fiscalía mencionó el informe pericial realizado en la causa donde se compararon los videos del ataque, las fotos del acusado publicadas en Facebook y las que le sacaron el día de su detención. Ese trabajo dio como resultado que existían “características faciales afines”.
Aseguró luego que Lozano Azuaje mintió en su declaración al afirmar que se había ido del hotel donde se alojaba por un supuesto rumor sobre la posibilidad de ser deportado debido a que había ingresado al país de forma ilegal. “Su temor no era ser deportado sino ser detenido como responsable de la muerte, que había tomado repercusión pública. Decidió abandonar el país porque su rostro era visible en los medios”, resaltó la fiscal Castany.
Al momento de señalar a Lozano Azuaje como el autor de los disparos, la fiscalía expuso el informe pericial realizado en la causa donde se compararon los videos del ataque, las fotos del acusado publicadas en Facebook y las que le sacaron el día de su detención. Ese trabajo dio como resultado que existían “características faciales afines”.
Calificación de los hechos
El auxiliar fiscal Wechsler sostuvo después que los diez imputados mencionados conformaron una asociación con “permanencia en el tiempo” y una estructura “organizada con reparto de roles”. Consideró que cada uno de los involucrados conocía “la existencia de la empresa criminal” y que tuvieron la voluntad de ligarse a ese pacto y de actuar en consonancia.
“Existió un acuerdo entre imputados y hubo aportes: ya sea la participación directa en robos como la facilitación de vehículos, documentos, celulares y todos se vieron beneficiados”, indicó. En línea con lo expresado con la fiscal Castany, dijo que la “excusa” utilizada para huir al respecto de la presencia de autoridades migratorias era “inverosímil”. “Lo peor que podía sucederles era lo que ellos estaban adelantando: salir del territorio. Incluso se hubieran ahorrado los pasajes si ese proceso lo hacía Migraciones”, aclaró.
Con respecto a lo sucedido con Gibbard, aseguró que se trató de un “homicidio agravado ‘criminis causa’”, debido a que fue cometido con el objetivo de encubrir otro delito. En este caso, la tentativa del robo, al que consideró “doblemente agravado por el uso de arma de fuego y por su comisión en lugar poblado en banda”. Indicó también que el ataque contra el hijastro debía considerarse como un “homicidio agravado ‘criminis causa’ en grado de tentativa”.
“Lozano Azauje disparó con la clara intención de matar a alguien: Gibbard murió y Zone fue herido gravemente. Trazó un plan criminal para desapoderarlos de sus bienes y por eso atacó con el arma de fuego”, especificó.
“Lejos de desistir tras la resistencia y ante la imposibilidad de salirse por la suya, les disparó no solo para amedrentarlos sino atentando contra la vida de ambas víctimas”, aclaró al mismo tiempo que sostuvo que podría haberse fugado sin hacerlo pero que se decidió a disparar. “Lo hizo destrozando a una familia y poniendo a nuestro país ante el mundo como un lugar donde la inseguridad callejera parece reinar”, concluyó.
Tras esto, la fiscal Castany adelantó que se extendería sobre la responsabilidad de Lozano León, Ramos Ladera y Sanchez en el homicidio para luego profundizar sobre los distintos robos que se le endilgan a los imputados. En ese momento, el tribunal anunció que el alegato continuará el próximo lunes 7 de noviembre.