De acuerdo al Informe quinquenal 2015-2019 sobre Homicidios dolosos de mujeres, femicidios, transfemicidios y travesticidios en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, realizado por la Unidad Fiscal Especializada en Violencia contra las Mujeres, hubo 114 víctimas de homicidio doloso de personas con identidad femenina en ese período.

Dentro del relevamiento, se hizo hincapié en las diferencias que existen entre femicidios/transfemicidios y los homicidios ocurridos en contextos no femicidas con el objetivo de presentar de manera global la violencia letal hacia las personas de identidad femenina.

En ese sentido, precisó que identificar patrones estructurales y/o aspectos críticos es indispensable para planificar las líneas de acción y estrategias de política criminal para la intervención institucional, la persecución penal, la sanción a los responsables y la reparación a las víctimas. Además, se destacó en el informe que observar la violencia letal contra las mujeres en plazos más prolongados y focalizar también en el análisis del componente de género ayuda a advertir la real dimensión de un fenómeno estructural que rebasa los límites de los períodos en los que habitualmente se produce y analiza la información.

Víctimas, autores y vínculos

En el relevamiento se señaló que las víctimas de femicidio son, en promedio, más jóvenes, mientras que en los homicidios sin razones de género hay más adultas mayores. Por otra parte, los autores son mayormente varones, lo cual es evidente en los femicidios (porque la figura penal así lo requiere) pero también ello fue constatado en contextos no femicidas.

Cuando se analizaron los vínculos entre víctima y agresor, se detalló que en los femicidios el conocimiento previo es casi total, destacándose los vínculos de pareja y familiares.

Los responsables del femicidio son en promedio mayores que en el resto de los homicidios. Sin embargo, la autoría múltiple es inusual en ese tipo de casos mientras que en los hechos sin vinculaciones de género es más recurrente. Cuando se analizaron los vínculos entre víctima y agresor, se detalló que en los femicidios el conocimiento previo es casi total, destacándose los vínculos de pareja y familiares. En los otros homicidios, se registraron mayor cantidad de agresiones perpetradas por conocidos y, en menor medida, por familiares.

Si bien el espacio privado fue preponderante, quedó evidenciado que lo fue más en el caso de los femicidios. De acuerdo al análisis, la propia vivienda fue siempre el lugar de mayor riesgo y en circunstancias de violencia intrafamiliar o de pareja. Cuando se puso el foco en los homicidios no femicidas, se marcó que se dieron en el contexto de riñas y robos.

Otro de los factores que se analizó fue la violencia desplegada en el ataque: en los femicidios se advirtió una mayor saña sobre los cuerpos y en muchos de esos casos se destacó el uso de cuchillos domésticos para perpetrar la acción. En los homicidios sin cuestiones de género, la mayoría de las víctimas fue baleada, lo que evidenció un uso mayor de armas de fuego.