28 de abril de 2024
28 de abril de 2024 | Las Noticias del Ministerio Público Fiscal
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Participaron el fiscal Félix Crous y la auxiliar fiscal Marcela Obetko
Inspeccionaron el Casino de Oficiales de la ESMA en el juicio al exoficial de la Armada Jorge Luis Guarrochena
Ana María Soffiantini y Ricardo Héctor Coquet, sobrevivientes del centro clandestino de detención, detallaron junto con un guía el circuito represivo al cual eran sometidas las víctimas dentro del lugar.

El Tribunal Oral en lo Criminal Federal N°5 de la Ciudad de Buenos Aires llevó a cabo ayer una inspección ocular en las instalaciones del Casino de Oficiales de la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), donde funcionó el centro clandestino de detención, en el marco del juicio oral y público a Jorge Luis Guarrochena, exoficial de la Armada, jerarquizado oficial de inteligencia del  Servicio de Inteligencia Naval y GOEA (Grupo de Operaciones Especiales de la Armada) y enlace con el Batallón de Inteligencia 601 del Ejército

De la inspección participó el juez Fernando Canero, que es el único de los integrantes del tribunal -integrado también por la jueza Adriana Palliotti y el magistrado Daniel Obligado- que no conocía el sitio. Estuvieron presentes además al fiscal a cargo de la Unidad de Asistencia para causas por Violaciones a los Derechos Humanos durante el Terrorismo de Estado, Félix Pablo Crous, la auxiliar fiscal de esa dependencia Dra. Marcela Obetko, distintos representantes de las querellas y los sobrevivientes y testigos Ana María Soffiantini y Ricardo Héctor Coquet, que ya habían prestado declaración en el juicio.

Crous destacó ante Fiscales.gob.ar la importancia de la inspección para el conocimiento del tribunal. “Se trata de una nueva inspección ocular que permite conocer la compleja trama arquitectónica de este lugar y los diversos circuitos que recorrieron los cautivos. Esto permite conocer la espacialidad, las dimensiones relativas y los sonidos inclusive que describen las personas que estuvieron secuestradas en este lugar", sostuvo.

Durante la inspección, los testigos aportaron sus recuerdos y desarrollaron información sobre el funcionamiento del CCD a medida que se fue avanzando en el recorrido del predio. Recorrieron las distintas partes que integraban el excentro clandestino de detención, tortura y exterminio:

  • El “Sótano” -denominado Sector 4 por los represores-, que se trataba del primer lugar adonde eran llevados los detenidos desaparecidos al llegar al CCD. Allí las víctimas eran sometidas a interrogatorios bajo tortura. Uno de los testigos recordó que había un pasillo que al final tenía un cartel que decía Avenida de la Felicidad antes de ingresar a la sala de torturas. Durante las sesiones de torturas en el “Sótano” se utilizaba música alta para tapar los gritos de la tortura. Relataron la operatoria a las que eran sometidas las victimas para los “traslados”, un eufemismo para la desaparición definitiva de las víctimas. La principal forma de exterminio en el CCD ESMA consistió en arrojar a los prisioneros y prisioneras vivas y adormecidas al mar, en los denominados “vuelos de la muerte”.
  • Posteriormente se realizó un recorrido por plantas superiores del CCD en el cual se encuentran: “Capucha”, “Capuchita” y “el cubículo de las embarazadas”. De acuerdo con los testimonios, las víctimas permanecían tabicadas durante horas, días, meses y años en compartimentos. Uno de los testigos recordó que el lugar se encontraba infestado de ratas y que debían pelear con ellas por un pedazo de pan. Se detalló que se los mantenía en condiciones paupérrimas de cautiverio, sin los mínimos recaudos de higiene y atención. Se mencionó que en el sector “capuchita” también se torturaba prisioneros. Luego se recorrió el lugar donde estuvieron cautivas las embarazadas que tuvieron sus hijos en el CCD.
  • Otro de los lugares que fueron parte de la recorrida fue la “Pecera” -próxima a “Capucha”- lugar donde los detenidos fueron obligados a realizar trabajo forzado. Los testigos relataron que los prisioneros allí asignados eran parte del llamado “proceso de recuperación” de los perseguidos políticos secuestrados, forzándolos a realizar tareas relativas a las aspiraciones políticas del almirante Emilio Massera.
  • Finalmente se recorrió el sector “Dorado” lugar de planificación de operativos e inteligencia y el sector de los “Jorges” donde se encontraban las oficinas de los marinos.

La inspección contó la presencia de un guía del Museo Sitio de Memoria ESMA, que fue detallando el funcionamiento de lugar durante el terrorismo de Estado. El guía señaló la importancia de los sonidos y ruidos para la posterior reconstrucción realizada por las víctimas sobrevivientes. Detalló que en “Capuchita” esos sonidos incluían un tanque de agua y el sonido de aviones por la proximidad con el Aeroparque Metropolitano.

El juicio

Guarrochena llegó acusado a este proceso -que inició el 28 de junio pasado- como coautor de crímenes contra más de 400 víctimas cometidos en la ESMA, con el siguiente detalle:

  • 355 hechos de privación ilegítima de la libertad, figura doblemente agravada en 80 casos por la condición de funcionario público y por haberse cometido con violencia, y triplemente agravada en 275 por la condición de funcionario público, por haberse cometido con violencia y por haber durado más de un mes, en forma reiterada.
  • 401 hechos de imposición de tormentos agravados, de los cuales 397 se encuentran agravados por haber sido cometidos en perjuicio de perseguidos políticos y 4 agravados por haber sido cometidos en perjuicio de un perseguido político y por haber resultado la muerte de la víctima.
  • 89 casos de homicidios agravados, de los cuales 88 se encuentran agravados por haberse realizado con alevosía, con el concurso premeditado de dos o más personas y con la finalidad de procurar la impunidad para sí, en tanto 1 de los casos está agravado por haberse realizado con alevosía, mediante procedimiento insidioso, con el concurso premeditado de dos o más personas y con la finalidad de procurar la impunidad para sí.
  • 45 hechos de sustracción, retención u ocultación de un menor de diez años de edad.