El Tribunal Oral Federal Nº 6 recibió hoy las declaraciones de seis testigos en el juicio donde se juzgan las responsabilidades materiales y políticas por la represión del 19 y 20 de diciembre de 2001 en los alrededores de Plaza de Mayo, el Obelisco y el Congreso de la Nación. Estos testimonios se desarrollan en el marco de una de las siete causas que integran el debate: la que corresponde al encubrimiento del homicidio de Gustavo Benedetto, frente al Banco HSBC.
Por la muerte de Benedetto, no hay responsables directos en el juicio. El único imputado es el subcomisario Omar Bellante, acusado de encubrimiento. Fue Bellante quien contó en su indagatoria que se refugió dentro de la entidad pasado el mediodía y que escuchó detonaciones cerca de las 16:30 pero negó haber visto algún herido en las inmediaciones. Ese día, más de 60 disparos salieron desde el banco hacia la calle.
El testigo principal de este audiencia fue Julio César Veronelli, quién en ese momento era gerente General de Seguridad de HSBC Argentina. Si bien no estuvo en el edificio de Avenida de Mayo y Chacabuco, sí dio pautas sobre como se manejaba la seguridad. Explicó que todas las sucursales tenían cámaras que se revisaban en el centro de control de monitoreo y filmación en la Casa Central del banco, ubicada a pocas cuadras de allí.
Además, recordó, luego de la lectura de su anterior declaración, que pasó por el HSBC de Avenida de Mayo el 20 de diciembre por la noche y que se encontró con uno de sus subordinados: el jefe de seguridad Jorge Varando. Fue él quién le mostró las condiciones en que había quedado la sucursal. "Me llamó la atención la cantidad de balazos, de perforaciones en los vidrios", expresó y aclaró que de la muerte se enteró al día siguiente.
Varando estuvo imputado por el homicidio de Benedetto pero luego se consideró que no había "prueba suficiente" para establecer su culpabilidad y se cambió la calificación por la de "abuso de armas". Bajo esa imputación, le fue concedida por el Tribunal Oral Federal 6 la prescripción de la acción penal, algo que la Cámara de Casación confirmó.
"¡Asesinos, asesinos! decían los manifestantes", recordó Luis Correa, operario del sistema de filmación del banco. Según su testimonio, esto sucedió alrededor de una hora después de los disparos que realizaron los policías refugiados en el banco. Aclaró que los gritos se podían oir en todo el hall de la planta baja.
Sobre quién disparó no dio certezas, aunque sí aclaró que tanto su superior (José Krisaywski, quien declaró la semana pasada) como sus compañeros le contaron que fueron los policías que estaban en la recepción. La Fiscalía solicitó que le exhibieran la filmación del momento de los disparos: "Se corresponde con todo lo que oí, primero unos golpes al vidrio y después la balacera".
Al final de la audiencia, la defensora de Bellante le realizó al Tribunal dos pedidos. El primero fue que se libre un oficio a Cancillería para que se soliciten informes sobre quiénes trabajaron en la seguridad de la embajada de Israel el 20 diciembre de 2001. La delegación diplomática funcionaba en los pisos 10 y 11 del edificio y las defensas intentan establecer si había más gente armada en la planta baja al momento de los disparos.
El otro estuvo relacionado a la convocatoria de peritos calígrafos para determinar si son verdaderas las firmas de la declaración de uno de los testigos de la semana pasada, Gustavo Ojeda. Él fue quién situó a Bellante en la planta baja al momento de los disparos.
Los empleados de Catexis
Cuatro de los trabajadores de la firma de seguridad que custodiaba el HSBC declararon hoy. Tanto Oscar Rico como Ramón Benítez y Horacio Suarez no recordaron muchos detalles pero este último, en su declaración durante la instrucción, había confirmado que fueron policías los que dispararon a los manifestantes.
Cristian Granja fue un poco más detallista. SI bien no estuvo en el momento de las detonaciones, sí ratificó la presencia de policías que no tenían que ver con el banco o con el edificio. "La situación en el hall era muy complicada", admitió. También, aclaró que no le dieron ningún tipo de orden para cuidar la escena, sólo les ordenaron "proteger los vidrios con un sillón".