En línea con la solicitud del responsable de la Fiscalía Nacional en lo Criminal y Correccional N°1, Pablo Recchini, el titular del Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional N°60, Luis Schelgel, procesó sin prisión preventiva al médico Aníbal Lotocki, como autor del homicidio simple con dolo eventual del paciente Rodolfo Christian Zárate, ocurrido el 16 de abril de 2021, tras las complicaciones por una intervención quirúrgica programada. Además, el juez ordenó un embargo sobre sus bienes hasta cubrir los 4.804.700 millones de pesos y dispuso que “deberá presentarse personalmente en el juzgado cada 15 días, los primeros y terceros viernes de cada mes o el día hábil siguiente”.
Por otra parte, el juez Schelgel ordenó que se cite a prestar declaración indagatoria a los profesionales médicos que participaron, junto a Lotocki, en las intervenciones quirúrgicas y postoperatorias practicadas a Zárate.
El juez Schelgel ordenó que se cite a prestar declaración indagatoria a los profesionales médicos que participaron, junto a Lotocki, en las intervenciones quirúrgicas y postoperatorias practicadas a Zárate.
El caso
El 16 de marzo de 2021, Zárate asistió al consultorio de Lotocki, ubicado en la calle Florida al 600, en el barrio porteño de Retiro y acordó realizarse una lipoescultura y dermolipectomía, por la suma de 6.500 dólares. El médico le entregó tres órdenes para que se realizara un análisis de sangre y orina, un electrocardiograma y una radiografía de tórax.
Días después, la pareja de Lotocki -que oficia de su secretaria- contactó a la secretaria de Zárate y le indicó que lo operarían en el Centro Médico Conde (Cemeco) del barrio de Caballito. Luego, la asistente de Zárate le envío a la secretaria de Lotocki los resultados de los estudios -de los que surgía que había padecido COVID-19 y que tenía Diabetis Mellitus de grado II. Por este motivo, el imputado le recetó una medicación a Zárate, y su secretaria le indicó a la asistente del paciente que este debía tomar una pastilla con el almuerzo y otra con la cena.
La cirugía, que debía realizarse el 9 de abril, se pospuso hasta el 15 de ese mes. Aquella mañana, Zárate -de 50 años- ingresó a la clínica “Cemeco”, ubicada en la calle Colpayo 20 del barrio porteño de Caballito, para realizarse la intervención programada, que consistía en la remoción de tejidos en distintas partes del cuerpo, tales como “cuello, hombros, pectorales, brazos, axilas, cara anterior del abdomen, pelvis, región lumbar y sacar y glúteos”.
De acuerdo a las constancias del expediente “por el impacto que estas múltiples vías de abordaje pueden ocasionar, sumado al estado general del paciente, hubiera sido médicamente aconsejable efectuar los distintos procedimientos a los que fue sometido Zárate, en diferentes etapas o actos quirúrgicos”. Además, se estableció que durante la operación, Lotocki “salió del quirófano por el lapso aproximado de cuarenta minutos, dado que tenía una audiencia virtual con su letrada, en los que habría dejado a cargo de la intervención a sus ayudantes. Luego habría regresado para hacer la plicatura y cierre”.
Tras la operación, Zárate fue llevado a una habitación, donde lo asistió una enfermera que notó algo inusual en su drenaje. Así, se lo comunicaron a Lotocki quien dispuso que Zárate volviera a ingresar al quirófano, donde le reabrió una de las heridas.
En la mañana del viernes, tras pasar la noche dolorido y sin poder dormir, el paciente se descompensó y fue intubado, al tiempo que personal de la clínica se comunicó con su obra social, desde la que enviaron una ambulancia, cuyos médicos advirtieron la complejidad del cuadro y convocaron a una segunda ambulancia, los profesionales que intervinieron señalaron que el hombre estaba “mal intubado”. En ese momento, el paciente Zárate sufrió un paro cardíaco, y falleció luego de que intentaran reanimarlo, por lo que se dio intervención al SAME, que constató el fallecimiento y comunicó el hecho a la comisaría de la zona, donde Lotocki quedó demorado.
En un primer momento, el juez Schelgel instruyó la investigación como “averiguación de causales de muerte” y dispuso el allanamiento de la clínica, a fin de obtener la documentación sobre el procedimiento quirúrgico practicado. Tras el resultado de la medida, Lotocki quedó formalmente imputado por el delito de homicidio doloso y tras su indagatoria, su defensa solicitó su excarcelación, pero el fiscal Recchini se opuso a ello.
En mayo de 2021, la Sala IV de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional confirmó el procesamiento de Lotocki, por alteración de prueba, aunque la investigación continuó para determinar la responsabilidad del médico en la muerte de Zárate.
En julio de 2022, se incorporó al expediente el informe de la Junta Médica ordenada, en abril de 2021, por el titular del Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional N°60. En ese documento, los especialistas concluyeron que Zárate -quien tenía antecedentes de diabetes tipo II, tabaquismo y recientemente había padecido COVID-19- falleció a consecuencia de “una severa congestión meningo encefálica y congestión y edema pulmonar provocados por un desequilibrio hemodinámico que no logra ser compensado a raíz de un acto quirúrgico con múltiples vías de abordaje, al que se adiciona antecedentes clínicos, metabólicos, reposición insuficiente de fluidos, ausencia de controles médicos y de laboratorio, enfermería y sin [registro] de correcciones ni controles de glucemia, electrolitos, fluidos y dolor postoperatorio”.
En abril pasado, el fiscal Recchini pidió que se indagara a Lotocki por el homicidio con dolo eventual de Zárate. En ese sentido, el representante del Ministerio Público Fiscal consideró que “Aníbal Lotocki tomó una decisión voluntaria y consciente al llevar adelante la cirugía que desencadenó la muerte de Zárate, la cual incluyó los dos presupuestos que requiere el elemento subjetivo indicado, la representación seria y concreta del peligro de muerte, y su aceptación como un resultado posible”. Agregó que el médico “se representó el alto riesgo de muerte ya que (…) conocía perfectamente los antecedentes clínicos del paciente”.
El fiscal Recchini consideró que la evidencia “demuestra claramente que Aníbal Lotocki a pesar de tener conciencia de los riesgos a los que sometía a su paciente, no solo previó la posibilidad de la muerte, sino que la aceptó y actuó según sus propios intereses, operar a toda costa antes de la veda y cobrar sus honorarios”.
La fiscalía también señaló que la Clínica Cemeco estaba habilitada para este tipo de prácticas, aunque presentaba serias infracciones legales e irregularidades administrativas, tales como que carecía de un director médico a cargo; que Lotocki no es un médico especializado en cirugía general ni cirugía plástica y reparadora registradas. Además, el médico había alquilado el quirófano donde se realizó la práctica -aunque el contrato no era válido, por carecer de la firma del dueño de la clínica- y que la institución contratada para trasladar pacientes en casos de complicaciones había cambiado de razón social, por lo cual se desconocía si los recibiría en caso de emergencia. Por otra parte, las pruebas recabadas durante la investigación indican que, ante la posibilidad de que las autoridades sanitarias suspendieran las intervenciones quirúrgicas que no fueran urgentes, dado la situación crítica de ocupación de las Unidades de Terapia Intensiva por pacientes contagiados con COVID-19, el médico imputado se apresuró a practicar la intervención que, dados los antecedentes del paciente, debería haberse hecho en distintas instancias.
Así, Recchini consideró que la evidencia “demuestra claramente que Aníbal Lotocki a pesar de tener conciencia de los riesgos a los que sometía a su paciente, no solo previó la posibilidad de la muerte, sino que la aceptó y actuó según sus propios intereses, operar a toda costa antes de la veda y cobrar sus honorarios”.
Procesamiento
Ahora, el juez Schelgel coincidió con la postura del Ministerio Público Fiscal y procesó -sin prisión preventiva- a Lotocki como autor del delito de homicidio simple -con dolo eventual-, por entender que “el fallecimiento de Zárate fue probablemente causado por la pluralidad de las graves acciones que Lotocki cometió, antes, durante y después, de la intervención quirúrgica del paciente que tenía bajo su responsabilidad, pues, todo eso fue lo que determinó ‘un desequilibrio hemodinámico que no logró ser compensado y [fue] seguido de muerte’”.
Para el titular del Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional N°60 “está comprobado que Zárate no falleció por un problema estructural de salud previo que no fue advertido en los escuetos exámenes prequirúrgicos que le practicó Lotocki, ni por culpa de las ambulancias de Ayuda Médica que tardaron en llegar a CEMECO, ni porque estaba apurado por ser operado, ni porque intervino la mala fortuna, sino pura y exclusivamente porque, como bien propone el Fiscal de la causa, el acusado se representó que el paciente podía morir y, aún así, nada hizo para evitarlo”.
“A pesar de tener conciencia de los múltiples riesgos a los que sometía a su paciente, Lotocki fue más allá de lo que se conoce como una violación objetiva al deber de cuidado en el ámbito quirúrgico, y no sólo previó la posibilidad de la muerte de Zárate sino que la aceptó y actuó según sus propios intereses, que consistían en operarlo a toda costa antes de una eventual restricción (veda) por la pandemia y para asegurarse terminar de cobrar sus honorarios (percibidos en la más absoluta informalidad)”, destacó el juez.
Por otra parte, el juez dispuso que el imputado se presente “personalmente en el juzgado cada 15 días, los primeros y terceros viernes de cada mes o el día hábil siguiente”. Tuvo en cuenta “el antecedente" que registra Lotocki, que fue condenado en febrero de 2022 a cuatro años de prisión e inhabilitación especial para el ejercicio de su profesión por el plazo de cinco años por lesiones graves, sentencia que aún no se encuentre firme. "Sumado a la grave calificación legal que le he asignado al hecho que se investiga en este sumario, me convencen de intensificar el modo en el que Lotocki viene cumplimiento su presentación ante el tribunal para asegurar su apego a la jurisdicción ante estas novedades”, puntualizó.
Pedidos de indagatorias
Por otra parte, el juez Schelgel consideró que “Lotocki no actuó sólo" y que, ante esa sospecha, tanto los cirujanos y el anestesista que lo secundaron el 15 de abril de 2021 en la primera operación como el equipo médico que lo acompañó el 16 de abril de 2021 y la coordinadora de la clínica debían ser citados a declaración indagatoria.
Respecto a los médicos intervinientes, el juez consideró que con distintos matices, intervinieron activamente en las cirugías y los cuidados que recibió Zárate. "Algunos lo operaron en ausencia de Lotocki y sin cumplir con las anotaciones del registro protocolar pertinente, otro sin monitorear adecuadamente el proceso anestésico del paciente y, otros lo intubaron sin anestesia, ocasionándole un dolor que se refleja claramente en los registros fílmicos incorporados al sumario y lo transfundieron no sólo en tiempo récord, sino sin cumplir alguno de los requisitos contemplados por la legislación vigente al respecto”, detalló.
En relación a la coordinadora de Cemeco, el juez indicó que debía brindar explicaciones por cuanto la clínica “carecía de convenio vigente de derivación a un centro que contara con unidad de terapia intensiva (UTI) y en el conocimiento de la tensión en el sistema de salud en todos sus niveles, así como el riesgo de su saturación y, a causa de ello, un previsible incremento en la mortalidad, si no se adoptaban medidas para prevenir estas consecuencias”.