28 de marzo de 2024
28 de marzo de 2024 | Las Noticias del Ministerio Público Fiscal
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El juicio sigue el viernes con otros seis testimonios.
19 y 20 de diciembre: "la Policía fue a pedir la bala que me extrajeron"
Gerardo Zurita Sanchéz fue una de las seis personas que declararon durante la tercera audiencia de testigos. Tenía 18 años cuando la policía lo baleó en la esquina de Alsina e Hipólito Yrigoyen. Todos aclararon que no vieron manifestantes con armas de fuego.

Ante el Tribunal Oral Federal Nº6, integrado por José Martínez Sobrino, Rodrigo Giménez Uriburu y Javier Anzoátegui, declararon hoy seis testigos de lo ocurrido durante el 19 y 20 de diciembre de 2001 en los alrededores de Plaza de Mayo y el Congreso Nacional. Ante las preguntas de la Fiscalía, a cargo de Mauricio Viera, y de las querellas, todos aclararon que no vieron manifestantes con armas de fuego. "Parecía una guerra civil", dijo Leonardo Da Rocha, amigo de Martín Galli, herido por una bala en la cabeza en 9 de Julio y Sarmiento.

Susana Slamovits era, el 20 diciembre de 2001, militante de la agrupación HIJOS junto con su compañera de trabajo Claudia Aguilera Farías (quién declaró la semana pasada). A Susana, le rozó la cabeza una bala de plomo ese día aunque en ese momento no se dio cuenta. Durante su testimonio, contó que se encontró con sus compañeros de casualidad en la zona del Congreso Nacional: "había gases y corridas, no se veía nada". Puntualizó que tanto ella como Aguilera Farías y otro militante tuvieron que refugiarse en una de las paradas de colectivos sobre la Avenida Rivadavia porque "pasaban motos y tiraban".

En una de esas ocasiones y luego de agacharse para esquivar el tiroteo, vio que su compañera fue a reclamarle a un efectivo por la detención de una pareja en situación de calle. En ese momento, observó como la Policía, que estaba sobre la calle Hipólito Yrigoyen, disparó contra Aguilera Farías y como cayó en la calle, tomándose la cara.

"Vayamonos porque nos van a matar a todos", recordó que dijo. Luego, pudieron averiguar en cuál comisaria estaba Aguilera (porque vieron como se la llevaban detenida) y hacia allí fueron. "Cuando me dijeron que estaba a disposición del Poder Ejecutivo Nacional, pensé que estábamos en dictadura", agregó. Slamovitz insistió para verla y para que la llevaran al hospital Santa Lucía "porqué parecía que no tenía el ojo".

Cuando fue a declarar, días después, fue revisada por un médico forense en el Palacio de Tribunales y se enteró de la gravedad de su lesión y que podía actuar como querellante en la causa judicial. Luego testimonio, el defensor de Rubén Santos, Virgilio Loiacono, le puntualizó si sabía los alcances del estado de sitio a la hora de ir a manifestarse, una pregunta que el Tribunal rechazó.

La segunda en la lista fue Valeria Cook, quien vivía sobre la calle Rivadavia el 19 de diciembre de 2001, y que fue al Congreso esa noche. "Estaba tranquilo, había familias, chicos; después se llenó de gente que llegó de Plaza de Mayo", recordó. Mencionó los incidentes en las escalinatas en el palacio legislativo y cómo luego comenzaron los gases y las corridas.

Con su compañero de trabajo y otro conocido, rodearon la plaza y cuando caminaban por Hipólito Yrigoyen hacia Entre Ríos, sintió un dolor en su rodilla y cayó. Una persona la ayudó a refugiarse en un móvil de Cronica TV: "veía llegar e irse ambulancias muy rápido". En el Sanatorio Güemes, le confirmaron que tuvo varios impactos de bala de goma y que la caída le produjo "una triple fractura de platillo tibial".

Mónica Romero tenía que encontrarse ese día con su abogado en Corrientes y Callao. Se tomó el colectivo 56 desde Olavarría pero la dejo "a más de seis cuadras". Bajó y caminó. "No me imaginé encontrarme con esa situación, con esa violencia y esos gases", dijo Romero quien caminó por la vereda de avenida Callao hacia Corrientes. Allí, se dio vuelta y vio "siete u ocho motos con policías que avanzaban arrasando con todo y un auto con personas y armas largas".

A los pocos metros y luego de recibir 12 impactos de bala de goma, fue auxiliada por un grupo de personas en el local del Partido Comunista. Estuvo un mes sin poder caminar, ya que dos perdigones le quedaron "adentro de la pierna" y se le infectaron.

Antes del cuarto intermedio, prestó testimonio Leonardo Da Rocha, amigo de Martín Galli, herido en la cabeza por una bala de plomo en la Avenida 9 de Julio y Sarmiento. "Parecía una guerra civil", afirmó sobre lo que sucedía en la zona del Obelisco, entre los gases lacrimógenos, los vallados y camiones hidrantes.

"Vi llegar dos autos, uno blanco, otro no recuerdo, quizás beige, desde los que bajaban hombres con armas. Nos apuntaron y dispararon", relató Da Rocha. El testigo recordó que corrió en sentido opuesto y que cayó en uno de los fosos del estacionamiento. Según su testimonio, los disparos salieron de uno de los autos Detalló cómo encontró a Galli en el suelo, con una herida en la cabeza y que un desconocido lo auxilió: "Pensaba que se moría", concluyó.

Da Rocha fue el único en ser interrogado por los jueces Anzoateguí y Giménez Uriburu. El primero de los magistrados le marcó contradicciones sobre el color de los autos y el lugar desde donde provenían los disparos al respecto de su primer declaración. Despejadas las dudas ("ahora recuerdo lo que estoy contando"), Giménez Uriburu le requirió precisiones sobre lo sucedido con Galli y dónde estaban ubicados cuando fue herido.

Jair Pérez Gorospe tenía 22 años y trabajaba como cadete administrativo para un empresa en Virrey Cevallos y Alsina. Solía hacer cobranzas y otros trámites en la zona del microcentro. El 20 de diciembre, era un día normal en su trabajo. Alrededor de las 11:00 de la mañana, cruzó Plaza de Mayo y se conversó con un hombre de unos 50 años que se estaba manifestando.

Allí, escuchó que una persona comentaba que iban a desalojar la Plaza. Dos minutos después, desde detrás de las vallas salieron policías con caballos y se tiraban encima de la gente. "Quise refugiarme detrás de los periodistas para evitar la represión", contó Pérez Gorospe.

Reconoció en los videos que se le exhibieron al comisario Francisco Miglino como el que ordenó su detención. "A ese hombre, fui a pedirle explicaciones sobre porque llevaban detenida a una mujer de los pelos", puntualizó e indicó que Miglino hizo una seña para que siete u ocho uniformados lo levanten por el aire y se lo lleven detenido.

Antes, había visto cómo golpeaban a los manifestantes, inclusive, a dos ancianos que estuvieron sentados desde las 5:00 de la mañana en la Plaza. "Les pegaban con el rebenque por tener una bandera argentina", indicó, indignado. "Me llevaron a la Comísaria 2ª pero antes me pegaron: la mayoría con puños, uno con un bastón", relató. Allí, permaneció hasta las 8:00 de la noche. "Estuve detenido a disposición del PEN por el delito de 'sedición'", dijo Gorospe, algo que supo bastante después, ya que durante su estadía nadie le informó nada.

Pasadas las 17:00, ingresó al Salón de Usos Múltiples de Comodoro Py Gerardo Zurita Sanchez, herido de bala de plomo 9 mm en la espalda en Alsina e Yrigoyen. El testigo tenía 18 años el 20 de diciembre, había terminado la secundaria y estaba con su primo volviendo a su casa en Congreso desde Constitución por la Avenida 9 de Julio.

Allí, se encontró con los gases y con incidentes entre la policía y los manifestantes, que querían avanzar hacia la Plaza de Mayo. "'¡Están tirando!', gritó una de las personas que tenía al lado así que corrimos con mi primo hasta que siento algo caliente en la espalda", recordó. Eso "caliente" era un balazo que le perforó el pulmón izquierdo, hirió las paredes del estómago y le destruyó el bazo.

"Caminamos por Alsina hacia Salta y vi que le dispararon a otra persona", detalló Zurita, quien llegó a refugiarse a un estacionamiento porque ya no podía ni caminar. "Ahí apareció un chico, un ángel, que me dio una botella de agua y me prometió que iba a conseguirme una ambulancia", contó. Según su testimonio, cinco minutos después, ese joven lo ayudó a subir a una de las camionetas del SAME que lo trasladó al Hospital Fernández, en Palermo.

Allí, lo operaron y le sacaron parte de la bala de plomo con la que fue herido. Los médicos le contaron a su padre que policías uniformados habían llegado al hospital para llevarse la evidencia. "Por suerte, los doctores se negaron y pude presentar todo en la causa", cerró Zurita.

Por último, se ocupó de relatar los hechos de la noche del 19 de diciembre a la noche en el Congreso, ya que el vivía a la vuelta. "Era una manifestación pacífica", sostuvo. Y aclaró que la represión comenzó "diez minutos después de que el helicóptero de la policía llegará a la zona".