El Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) emitirá en alrededor de un mes el dictamen con el resultado del examen realizado por los peritos sobre los cuerpos de los dirigentes de las Ligas Agrarias Raúl Gómez Estigarribia y Carlos Servando Piccoli, tras la exhumación realizada esta semana en los cementerios de Corrientes y Presidencia Roque Sáenz Peña (Chaco), respectivamente, en el marco de la investigación por crímenes de lesa humanidad contra integrantes del movimiento campesino.

Así lo informó a Fiscales la Unidad de Derechos Humanos de Resistencia, que a través de los fiscales Carlos Amad y Diego Vigay, requirió la medida judicial ante la sospecha fundada de que ambos referentes fueron asesinados en enfrentamientos fraguados.

En efecto, el estudio del EAAF sobre los cuerpos -que se lleva a cabo en la morgue de los hospitales de las dos localidades- intentará determinar las causas de muerte y detectar heridas de armas de fuego en huesos, fracturas y otros tipos de lesiones, como también la búsqueda de proyectiles.

Según la versión oficial judicializada, los dirigentes campesinos fueron asesinados en supuestas refriegas. Los fiscales sostienen que existen fuertes indicios para pensar que Estigarribia y Píccoli pudieron ser literalmente ejecutados, repitiendo la sistemática de la Masacre de Margarita Belén -el asesinato de prisioneros políticos durante traslado- o el caso del estudiante Pablo Martinelli, recientemente reconstruido, cuyo homicidio a balazos fue constatado médicamente como un "accidente".

En aquellos dos casos, los antropólogos del EAFF pudieron determinar con precisión las heridas sufridas por las víctimas y analizaron cómo se produjeron cada una de ellas, a partir de lo cual reconstruyeron los fusilamientos y revelaron significativas anomalías en los certificados de defunción labrados por los médicos policiales.

En el blanco del poder ecónomico

Raúl Gómez Estigarribia era docente rural correntino y dirigente campesino y fue asesinado en febrero de 1977. Carlos Servando Píccoli era agricultor y dirigente de los Centros Juveniles Agrarios. Fue asesinado por la policía del Chaco en la zona rural de Sáenz Peña en 1979, informó la Unidad Fiscal de Resistencia.

Amad y Vigay pusieron de relieve que las Ligas Agrarias del Chaco aglutinaron a pequeños y medianos productores y contaron con el respaldo de un sector de la Iglesia. El modelo de organización, precisaron, llegó a poner en cuestión el modo de producción rural: tenía incidencia en el 60 por ciento del mercado algodonero argentino y disputaba terreno con Bunge y Born.

El peso de esos pequeños y medianos productores, indicaron, podía medirse en la articulación que las Ligas Agrarias habían logrado dentro de la Unión de Cooperativas Agrícolas Limitada (UCAL) para 1974: 20 cooperativas en Chaco, otras 10 en Formosa y 7 en Santiago del Estero, a lo cual se sumaban dos hilanderías, dos desmontadoras, una fábrica de algodón hidrófilo, un frigorífico para almacenar frutas, 3 mil obreros y doce mil quinientas familias de productores.