Se ocultó en su profesión de abogado para que no fuera vinculado como jefe de la banda narcocriminal; proveyó dinero y medios para la logística en Chaco y en Europa, entre otras cosas, documentos falsos para los miembros de la organización con antecedentes; estuvo detrás de los detalles para el ocultamiento de la cocaína en bolsas de carbón vegetal, y, cuando empezaron a caer detenidos los primeros sospechosos, sostuvo económicamente a sus familias para tratar de asegurarse la impunidad.
Las conclusiones sobre Carlos Alberto Salvatore, el líder de la organización que contrabandeó a Europa más de una tonelada de cocaína escondida en contenedores de carbón vegetal, fueron expuestas por el Tribunal Oral en lo Criminal Federal de Resistencia en los fundamentos de la sentencia, dados a conocer el 8 de octubre pasado.
El 17 de septiembre, al finalizar el debate en la causa conocida como "Carbón Blanco", Salvatore fue condenado a 21 años de prisión; el empresario Patricio Gorosito recibió 19 años; Héctor Ángel Roberto y Juan Carlos Pérez Parga, 17 años cada uno, y Rubén Pérez Esquivel, 12 años.
Todos ellos fueron encontrados responsables de los delitos de asociación ilícita en concurso real con contrabando de estupefacientes agravado por estar destinado a su comercialización y por la pluralidad de partícipes. Los fiscales generales Carlos Amad y Federico Carniel, que actuaron con la asistencia de la Procuraduría de Narcocriminalidad (Procunar), habían pedido 25 años de prisión para todos.
Los jueces Ramón Luis González, Aldo Alurralde y Eduardo Ariel Belforte siguieron el razonamiento de la Fiscalía y aplicaron penas menos severas, pero igualmente elevadas. La situación de Salvatore, quien recibió la condena más alta, concitó especial atención en la sentencia.
El pronunciamiento del Tribunal validó la hipótesis planteada desde el comienzo de la instrucción, que estuvo a cargo de la jueza federal de Presidencia Roque Sáenz Peña, Zunilda Niremperger, y del fiscal Carlos Sansserri.
"Un plan sumamente complejo"
Los jueces concluyeron que el abogado "tuvo un rol relevante en la concreción de los injustos que se le imputan a través de la elaboración del plan para posibilitarlos con la coordinación y logística de las operaciones, atribuyendo roles, distribuyendo tareas, con la administración de los medios humanos y materiales, generando contactos con potenciales compradores y aportando dinero. También, esto incluía la supervisión, el control, la organización y la financiación de la empresa llevada a cabo".
En efecto, los jueces sostuvieron que "el imputado obró conforme a un plan sumamente complejo, diseñado con la participación de varios otros imputados, incluso con intervención en el exterior, y la connivencia de personal aduanero".
El TOCF de Resistencia además señaló que "la estructuración de un canal conductor de la droga a través de la utilización de conocimientos profesionales y empresariales desarrollados en el comercio internacional" fue posibilitaba por la especialidad de "exportación de carbón". Ello, señalaron, permitió a los condenados "abstraer y camuflar la verdadera actividad lucrativa, con capacidad operativa capaz de contrarrestar las barreras legales".
En ese sentido, pusieron de relieve que Salvatore estuvo en una "mejor posición para poner en marcha la actividad ilícita y en especial para burlar los controles aduaneros", dada su condición de "abogado muy formado, con acabado conocimiento de medios técnico jurídicos y de manejo empresarial".
Recursos y contactos
El Tribunal recordó en este punto el despliegue de recursos del acusado mientras estuvo prófugo: usó tarjetas de crédito y documentos a nombres de otras personas, e incluso llegó a utilizar como propio el nombre de un amigo para realizarse un análisis clínico por un problema de salud. Sus vínculos "con autoridades" le "permitieron planear un viaje con identidad falsa procurando incluso la obtención de pasaportes apócrifos, que estaba esperando que le fueran entregados" cuando lo detuvieron.
Al respecto, los jueces remarcaron que Salvatore había conseguido pasaportes y carnets de conducir falsos para que circularan en Europa de otros dos hombres de la organización, Rolando Andrés Di Renzo y Leonardo Hugo Prodan, quienes fueron detenidos en España y luego condenados en Portugal.
También, recordaron que entre la prueba de cargo secuestrada en uno de los domicilios de Salvatore figura la imagen de escaner de un contenedor -es decir, un documento producido por la Aduana- con la conclusión de que lo que se llevaba allí era una "carga sospechosa". El documento demuestra que el contenedor fue puesto a prueba antes de partir, para chequear si la cocaína podía ser detectada.
La investigación luego puedo comprobar que aquella imagen de escaner se correspondía con el contenedor que arribó a Portugal el 3 de noviembre de 2011 con 500 kilos de cocaína. De aquella media tonelada, 12 kilos quedaron olvidados en su interior y fueron encontrados por operarios de una empresa procesadora de carbón, que hicieron la denuncia que dio origen a la pesquisa.
Son todos narcos
Los jueces también sostuvieron que en "Carbón Blanco" se dio, entre otras, una de las características de la criminalidad organizada, que consiste en "disimular la actividad ilícita detrás de actividades lícitas". Entre los acusados hay supuestos empleados y encargados de la planta Carbón Vegetal del Litoral SRL, ubicada en Quitilipi, Chaco, donde se consolidaban los cargamentos; un empresario futbolístico (Gorosito) y el abogado Salvatore. Respecto de este último, los jueces puntualizaron que "no hay ninguna prueba" de que haya actuado como abogado, sobre todo porque su estrategia de defensa se dirigió a ubicarse como defensor de otros acusados en la causa, entre ellos Di Renzo y Prodan, detenidos y condenados en Portugal.
El tribunal hizo notar que La condena a aquellos dos hombres en Europa se dio en el marco de una causa similar a "Carbón Blanco". Ambos fueron condenados en los tribunales lusitanos junto a otros tres hombres por "falsificación de documento, tráfico de estupefaciente agravado y asociación criminosa".
Todos estaban vinculados con el tráfico de casi 762 kilos de cocaína descubierta en España en un contenedor cargado con carbón vegetal que había arribado previamente al puerto de Portugal procedente de Rosario, en Argentina, exportado por la firma "Agroforestal del Litoral SRL". La cocaína estaba simulada dentro de algunas bolsas de carbón.
"Carbón Blanco" no fue el único juicio que el abogado Salvatore debió afrontar: actualmente él y su entorno más cercano está procesado por el lavado del dinero proveniente del narcotráfico.